Buenos Aires se ha convertido en una ciudad endeble. Si bien los cambios climatológicos contribuyen mucho al desconcierto porteño, uno ya no sabe con que ropa salir a la calle, la realidad es que el accionar de defensa civil, para evitar episodios como el del pasado viernes, esta lejos de ser el correcto.
Si bien la visión de este blog está mas atareada a lo que respecta al turismo, a los viajes, o al tiempo de ocio, no queríamos dejar pasar la oportunidad de mostrar la conmoción a la que se enfrenta el ciudadano cuando estas tres cosas se ven imposibilitadas por algún factor externo. En esta ocasión, una fuerte tormenta de dos horas colapsó todo sistema de fluido de agua por las napas subterráneas, y colapsó también todo sistema de prevención gubernamental.
En una hora llovieron 57 milímetros en la Ciudad de Buenos Aires y los barrios porteños de Palermo y Belgrano quedaron inundados por la tormenta. Ahora bien, cuál es la previsión que se hizo para evitar los daños que finalmente ocurrieron, de los que muchos fuimos testigos y los que no, lo observaron a través de impactantes fotos. Nada. El sistema meteorológico informó sobre la posibilidad de lluvias aisladas. Defensa civil, solo salio a las calles terminada la tormenta, y en casos aislados.
Por lo tanto nos queda la certeza de que pese a todas los atractivos que ofrece la Ciudad de Buenos Aires, se sigue tratando de una ciudad endeble, que colapsa por el tráfico, por las inundaciones, y que encuentra en el futuro pocas medidas de Gobierno para reformularlo.
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